Por sus características y sistema de funcionamiento, el “Martín Pescador” y sus derivados no fueron utilizados en Malvinas pero formaban parte del arsenal argentino en tiempos de la guerra y poseían el valor de constituir un proyecto enteramente nacional

En 1969 CITEFA comenzó a estudiar la posibilidad de desarrollar un misil teleguiado que cubriese los exigentes requerimientos operativos de la época.

Tal como explica Alberto Gangi en su artículo “Un misil nacional: el Martín Pescador” publicado por la revista “Aeroespacio” en su edición de marzo/abril de 1982, la guerra de Corea había puesto en evidencia que la aeronaves de reacción táctica destinadas a batir objetivos terrestres con armas clásicas no guiadas, enfrentaban un doble peligro. Por un lado, el piloto estaba expuesto al fuego de la defensa antiaérea enemiga durante la corrida previa al lanzamiento y por el otro, para mitigar en parte ese problema, la operación debía realizarse muy rápidamente, reduciendo la precisión del disparo. Si a ello se añade la dificultad de tener que sobrevolar regiones de relieve abrupto, la operación generalmente arrojaba pobres resultados.

Esos inconvenientes fueron los que crearon las condiciones para el desarrollo de un proyectil guiado aire-tierra que hizo su aparición en la primera mitad de la década del cincuenta. A partir de ese momento, el aumento ininterrumpido de la velocidad de los aviones requirió técnicas cada vez más complejas para lograr una mayor precisión.

Poniendo manos a la obra, los ingenieros argentinos iniciaron el desarrollo del misil teleguiado CITEFA MPG-A “Martín Pescador”, trabajo que, como explica Gangi, también comprendió el desarrollo de la infraestructura necesaria para acometer el proyecto, a saberse, el mejoramiento de la planta de producción y ensayo de motores, estudios de la inestabilidad de la combustión, construcción de la maquinaria separadora de partículas, desarrollo de los sistemas de telemetría de a bordo y sus correspondientes servoacelerómetros.

El misil debía poseer una distancia de tiro máxima de 6000 metros y una mínima de 2500 al tiempo que neutralizaba blancos de superficie con blindaje de protección débil. Su velocidad debía alcanzar los 900 km/h, una confiabilidad del 90% y una probabilidad de impacto de tiro centrado de al menos 50% a una distancia de 6000 metros. Debía ser de fácil armado y poseer características que posibilitasen su producción en serie.

En 1972 se hallaban listos varios prototipos con los que se efectuaron ocho disparos exitosos desde una rampa en tierra, tres desde un avión en el suelo y uno desde otro en vuelo, pruebas que permitieron verificar la validez de su diseño.

A comienzos de 1973 dio comienzo una nueva etapa tendiente a completar su desarrollo: en ese período se efectuaron tres lanzamientos telemetrados desde un avión en vuelo y otros cuatro guiados por el piloto, todos con resultados satisfactorios. Vale recordar que en aquellos años, la Argentina se hallaba empeñada en la carrera espacial y que tenía vasta experiencia en el desarrollo de cohetes y vectores científicos (ver del mismo autor: “Argentina y la conquista del Espacio”).

A mediados de 1975 comenzó la fabricación de las ocho primeras unidades de dos sistemas de prueba terrestre y otras dos para equipamiento de aviones y el desarrollo del adiestrador electrónico, con los que se continuaron los ensayos en vuelo hasta 1979, cuando se decidió su fabricación en serie.

El “Martín Pescador” puede dispararse desde un avión o helicóptero en vuelo, es supersónico y consta de tres segmentos: la ojiva que contiene el instrumental de guiado y los mecanismos de actuación de superficies delanteras; el central, que transporta la carga explosiva de 40 kilogramos y el trasero, donde se alojan el sistema propulsor y las aletas estabilizadoras. Consta además de superficies de control delantera tipo “canard” y aletas de cola cruciformes.

Sus características son:

Largo: 2,94 m
Diámetro: 0,218 m
Envergadura máxima: 0,73 m
Peso total: 145 kg
Peso del motor: 39 kg
Velocidad máxima: 2,3 Mach
Alcance: 6000/7000 metros

El proyectil es autorrolante, es decir que mediante una deflexión sobre sus aletas traseras, gira a velocidad y sentido prefijados. Su control lo ejecuta el piloto desde la cabina de su aeronave por medio de un botón situado en la empuñadura de la palanca de mando y el seguimiento se realiza a través de cuatro bengalas dispuestas alrededor de la tobera.

Su motor consta de una sola etapa y emplea combustible sólido bibásico, cuyo peso es de 39 kg, con un tiempo de combustión de 4,5 segundos y una gama de temperatura de funcionamiento de -50º a 50º C.

En base a este misil, CITEFA, (Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las FFAA) ha desarrollado el AS-25k, que posee un cohete booster de aceleración y un cohete crucero de propergol sólido que le dan un alcance de 25 km (de ahí su denominación “25k”), elevando su velocidad hasta Mach-2.

Su peso de lanzamiento no supera los 240 kg y su cabeza explosiva está constituida por unos 60 kg. de Hexolita 50.50.

El CITEFA AS-25k, con cabeza IR (Pasiva), ha sido completamente desarrollado y listo para las pruebas de disparo. Se trabaja sobre un designador/ubicador que podría darle a este misil una versión por guiado láser. También se iniciaron los estudios de una versión TV que arrojaron óptimos resultados. La detección se realiza por medio de una cámara de estado sólido CID, siendo el detector una matriz de 512 por 505 píxeles en horizontal y vertical respectivamente.

La imagen tomada por la cámara es tratada en cada cuadro en tiempo real a fin de obtener las coordenadas del baricentro. La exigencia de velocidad en el tratamiento de la imagen no permite que la solución sea solamente por software.

A tal efecto se realiza una primera depuración horizontal y una segunda vertical por hardware, previo al mapeo de la imagen en memoria, eliminando todas aquellas figuras cuyas dimensiones no estén dentro de los valores esperados para el cuadro. La etapa de depuración vertical toma la información del primer mapa de memoria, realizado en tiempo real por medio de circuitos de tecnología TTL Fast y procede a una segunda depuración realizada a bytes, por medio de EPLD (Erasable Programmable Logic Devices). Los chips utilizados fueron los EPM5128 compuestos por 128 macro celdas que permiten lograr un alto nivel de integración en un volumen pequeño, con posibilidad de programación y borrado, elementos altamente convenientes para su desarrollo.

Se proyectaron cuatro versiones del misil:

AS-25K-RC - Radio Comando
AS-25K-IR - IR Pasivo
AS-25K-LS - Láser
AS-25K-TV - Televisión

El AS-25k es el desarrollo natural del Martín Pescador MP-1000. Sus principales mejoras serían:

• Velocidad y alcances mejorados (merced a la aceleración por booster).
• Guía mejorada sobre altura/alcance y deriva (frente al MP-1000 que lo era sólo en altura / alcance).
• Sistema “dispara y olvida" (merced a un sensor de búsqueda IR, frente al guiado manual/radioeléctrico del MP-1000).
• Alcance Mejorado (se esperan 25 km, por ello el "25K" en la denominación del misil).

La versión IR ya ha sido probada con éxito y en la década del ochenta se estaban efectuando algunas terminaciones para ser presentado oficialmente y comenzar su producción.

Con la incorporación del AS-25K se planeaba dotar a aviones y helicópteros de la Armada Argentina con una excelente capacidad A/S, virtualmente Stand-off por las características del misil (alcance de +/- 12 NM). A su vez, incorporó tanto el concepto soft kill en ataques ASuW (aumentando, por ejemplo, la relación costo-eficacia con respecto al uso del AM-39 contra unidades menores) para realizar ataques a blancos terrestres desde aviones jet, con armas inteligentes, cuestión que logró desarrollarse, al menos en parte, gracias a los MP-1000 “Martín Pescador”.






Fuente
Alberto Gangi, “Un misil nacional: el Martín Pescador”, Revista “Aeroespacio”, Bs. As., marzo/abril de 1982.

Fuente: Malvinas. Guerra en el Atlántico Sur
Autor: Alberto N. Manfredi (h)