• El espíritu de Prat: La ACH colabora con espionaje a la Royal Navy


    La decisión de colaborar con Londres fue tomada por el almirante José Toribio Merino cuando las fuerzas argentinas aún no desembarcaban en Puerto Argentino. Se habría iniciado a fines de marzo, con la entrega en Santiago de una carpeta con información sobre la marina trasandina al recién llegado agregado de defensa británico en Santiago.

Publicado el 17 Mayo 2023  por


El camino hacia una solución pacífica del conflicto del Beagle, que en diciembre de 1978 había llevado al borde de una guerra con Argentina, se veía muy incierto desde Chile en abril de 1982 cuando, bajo la presión de una muy negativa evolución del escenario interno, el régimen militar argentino que encabezaba el general Leopoldo Fortunato Galtieri ocupó las islas Malvinas.

Las autoridades militares chilenas, que desde febrero tenían indicios de que Buenos Aires preparaba algo, no sintieron alivio cuando se evidenció que el objetivo de Buenos Aires era el archipiélago bajo dominio británico y no las islas australes de Chile. Era una evolución ominosa, que ocurría cuando la mediación papal aceptada en 1979 estaba estancada.

La institución más preocupada era la Armada, cuyo mando estimó que a la consolidación de la ocupación de las Malvinas seguiría el establecimiento de una base naval transandina en esas islas. Ello se sumaría al reequipamiento de la marina argentina, que ya estaba recibiendo los aviones de ataque Super Etendard comprados en Francia y esperaba seis nuevos destructores y cinco nuevos submarinos que ya estaban en construcción en Alemania. Disponer de una base naval en esas islas daría a Argentina profundidad estratégica -espacio para operar desde bases logísticas fuera del alcance del enemigo- en el escenario marítimo austral. Ambos países carecían de profundidad estratégica marítima en diciembre de 1978, cuando sus flotas estuvieron a punto de enfrentarse, pero la marina chilena lo compensó mediante los fondeaderos protegidos preparados en los canales australes, que fueron un factor de ventaja a su favor.

Los analistas de la Armada preveían que un precedente exitoso en las Malvinas, además de generar ventajas para Buenos Aires, iba a alentar un golpe de mano sobre las islas australes. El alto mando naval, encabezado por el almirante José Toribio Merino, concluyó que…
 

“Incapaz de oponer mejores argumentos y resignado a que su negativa no iba a detener al almirante, Pinochet aceptó la colaboración de la Armada con los británicos”

“La información que recibieron los ingleses sobre los movimientos y la posición del crucero argentino Belgrano habría sido clave para poner a los británicos en condiciones de atacarlo y hundirlo”


Fuente: https://fdra-malvinas.blogspot.com/

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